Si te gustan las películas con el estilo de Hollywood de los años 70, si eres de los que disfrutan de los road trips y además te gusta el póker, esta película es para ti, puesto que concentra estas tres cosas a la perfección. La última apuesta, cuyo nombre original es Mississippi Grind, es un film de origen estadounidense protagonizado por Ryan Reynolds y Ben Mendensohn que fue presentado en todas las salas de cine del mundo en el año 2015.
En busca de la mano perfecta
Una de las principales características a destacar del film es que los personajes, a pesar de tener personalidades totalmente opuestas, generan un vínculo tan entrañable que logra trascender la pantalla. El dúo protagónico está compuesto por Gerry, interpretado por Ben Mendelsohn, y por Curtis, encarnado por Ryan Reynolds.
Gerry es una persona a la que las cosas no le han salido demasiado bien, a pesar de tener una personalidad tranquila y amable. Aficionado al juego y sobrepasado por las deudas, vive varios conflictos en su vida, principalmente con su esposa, de quien se ha divorciado recientemente.
Por el contrario, Curtis es de esas personas a las que todo les sale bien. Es un gran jugador, posee un excelente ojo para el casino, es capaz de detectar una buena mano y sabe cuándo es un momento de retirarse. A su vez es joven, muy carismático y tiene suerte con las mujeres.
Luego de reiteradas pérdidas, Gerry se encuentra con Curtis y ve en él la llave del éxito. Tanto es así que, creyendo estar frente a su gran y última oportunidad de recuperar lo perdido a lo largo de su vida, convence a Curtis para que lo acompañe a jugar un torneo de póker profesional a un casino de Nueva Orleans.
En este viaje van deteniéndose en todos los casinos que encuentran a su paso y esto los lleva a vivir algunos momentos muy extravagantes y otros cargados de ternura y emoción. Así es que, buscando un rédito económico, terminan reencontrándose con ellos mismos y logran amigarse con su pasado.
El vínculo de los personajes
El resto del elenco está compuesto por Sienna Miller, Lio Tipton y Alfre Woodard. La película fue escrita y dirigida por Ryan Fleck y Anna Boden, una dupla con un interesante historial de películas independientes, cuya forma de contar historias se aleja un poco de lo tradicional. Se centran más en la personalidad de los personajes que en la trama y, si bien lo que cuentan es por momentos dramático (un ludópata que perdió todo a causa del juego), lo hacen con una clase de humor que descontractura al espectador y le despierta una sensación de empatía con los personajes.
El film realizó un breve recorrido por algunos festivales y carteleras de Europa y luego fue presentado en el festival de Sundance. A su vez, el National Board of Review lo eligió como una de las mejores películas independientes del año 2015.
Un film con enseñanzas
Si bien la trama es sencilla, sin demasiados sobresaltos y con alguna tendencia a lo predecible, es un film que atrapa rápidamente al espectador. La clave está en la relación que desarrollan los personajes y en cómo los actores encarnan a la perfección a estos dos jugadores. Gerry, como el típico perdedor en el que ya nadie pone esperanzas porque muchas veces incumplió sus promesas. En cambio, Curtis es esa persona que todos desean ser, cuyo carisma opera como la llave de las puertas más inesperadas para él y para la gente a su alrededor. Pero cada uno tiene algo que el otro no posee y añora. Y es a través de este viaje, que en teoría ayudará a Gerry a solventar temas pendientes, van a ir realizando descubrimientos inesperados sobre sí mismos.
Este film nos proporciona una historia sencilla pero cautivadora, que nos permite tener un momento de distensión, pero que también sirve como disparador para reflexionar sobre cuestiones muy importantes. Una de ellas es el vínculo que cada persona entabla con el juego. Y, en este punto, tiene éxito al lograr resaltar la importancia de ponerse límites y jugar responsablemente.