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Historia del baccarat

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El baccarat, también conocido como punto y banca, es un juego de mesa muy popular en los casinos de todo el mundo. Las reglas son muy sencillas y es posible jugar sin tener tanta experiencia. A su vez, la ventaja de la casa es de aproximadamente el 1%, lo que lo convierte en un juego muy valorado por los apostadores.

Lo que poca gente sabe es que este juego de mesa nació en la Edad Media, hace algo más de 500 años y que, en el siglo XIX, se le conocía como “el juego de la aristocracia francesa”. ¿Pero cuál es su historia y cómo llegó a ser lo que es actualmente?

Un nacimiento de origen discutido

Si bien hay más de una teoría respecto de los orígenes de este juego, la versión más aceptada y popular es que fue creado en Italia, en el siglo XV, por un italiano llamado Félix Farguirein. Se dice que en esta primera versión se jugaba con cartas de tarot y que, en ese entonces, el nombre era “baccarrá”, que significa “cero” en italiano.

Esa es la peor jugada posible, ya que en este juego gana el jugador que saca el número más cercano al 9. Para esto, se suman las dos cartas que recibe cada jugador por mano. Los reyes, las reinas y las jotas valen cero, los ases valen uno y el resto de las cartas valen por su número.

A su vez, se dice que Félix tomó el juego de una leyenda etrusca en la que una joven doncella debía lanzar un dado de nueve caras para definir su destino. Si al arrojar el dado la doncella obtenía un número del uno al seis, esta sería arrojada al mar. En cambio, si sacaba un seis o un siete, se mantenía con vida. Pero si sacaba un ocho o un nueve se convertía en sacerdotisa con poderes mágicos.

En Italia, el baccarrá se extendió rápidamente por las principales ciudades, de Nápoles a Génova y de Génova a Florencia. Pero fue recién a finales del siglo XV que logró cruzar la frontera. Corría el año 1528 cuando Francia invadió el Reino de Nápoles. Los soldados franceses aprendieron a jugar a este juego durante la ocupación y lo introdujeron en el país galo al finalizar la guerra. Una vez en terreno francés el nombre mutó a baccarat, sin doble erre y con la letra t al final. Nombre que perduró en el tiempo y con el que se conoce actualmente al que se convirtió en uno de los juegos de mesa más populares.

En Francia, el baccarat se extendió rápidamente y comenzó a jugarse en todos los eventos de la alta sociedad. Se dice que fue jugado por el mismísimo Carlos VIII y que, gracias a él, el baccarat se convirtió en el juego de mesa más popular de la aristocracia francesa. Unos años más tarde, este juego de cartas migró a Inglaterra de la mano de unos viajeros franceses y luego cruzó el océano hacia las colonias canadienses y de ahí a América del Sur.

El baccarat cruza el océano Atlántico y desembarca en Cuba

A mediados del siglo XX, el juego llegó a América del Sur, más específicamente a Cuba, donde fue ampliamente acogido. Los casinos cubanos tomaron el juego y lo adaptaron a la cultura local creando la versión que más se juega actualmente en todos los casinos del mundo, el punto y banca. La principal diferencia entre el baccarat y el punto y banca es que en esta nueva versión los jugadores siempre juegan contra la casa y ya no más entre ellos. Pero también se modifica el papel de los casinos, ya que estos comenzaron a actuar como bancos.

Finalmente, en el año 1950 el juego desembarcó en Estados Unidos de la mano de Tommy Renzoni, un hábil jugador de baccarat. Fue introducido en unas pocas mesas de los casinos de Las Vegas, pero luego fue popularizándose hasta convertirse en un juego de mesa con presencia en todos los casinos de Nevada. Para los años 80, se cambiaron las mesas tradicionales por mesas de mini punto y banca. Estas mesas son más pequeñas y pueden albergar hasta siete jugadores controlados por un solo crupier.

De la nobleza a James Bond

El baccarat es un juego que siempre estuvo rodeado de un halo de glamour. En un principio, el juego solo era jugado por la nobleza francesa. Luego, algunos juegos de azar fueron prohibidos por el rey Luis XIV y el baccarat pasó a jugarse clandestinamente y terminó de popularizarse entre los aristócratas.

Con el paso del tiempo, se convirtió en el juego más sofisticado de los casinos de Europa, ya que era jugado por un grupo selecto de personas adineradas de la alta sociedad y por magnates.

En cambio, en Estados Unidos el baccarat no tuvo un comienzo tan brillante, ya que este concepto de sofisticación le impidió popularizarse con rapidez. La gente creía que era un juego de ricos y que hacía falta disponer de grandes sumas de dinero para poder sentarse en una mesa de baccarat.

Durante un tiempo, los dueños de los casinos se aprovecharon de esta situación y fomentaron esta idea de que el baccarat era un juego para unos pocos. Las mesas fueron ubicadas en lugares apartados, se establecieron apuestas mínimas y se impuso un código de vestimenta elegante para poder acceder a estas áreas. De hecho, Ian Fleming, el escritor de la novela Casino Royale, escogió este juego como el favorito de James Bond, protagonista de la novela.

El baccarat en la actualidad

Hoy en día el baccarat es un juego al que todas las personas pueden acceder, independientemente de su clase social. Es posible encontrar varias mesas en casi cualquier casino del mundo, tanto físico como online, y se puede disfrutar de una emocionante partida sin necesidad de desembolsar grandes sumas de dinero.

Para jugar solo es importante saber las reglas básicas. A su vez, es recomendable determinar de antemano el presupuesto y el tiempo a invertir en el juego, y no sobrepasar esos límites. Que lo más importante es siempre jugar con responsabilidad.