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Slingo vs. Bingo ¿Cuál es la diferencia?

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Como hay mucha gente que disfruta jugando a las slots online y al bingo, los desarrolladores han tenido la genial idea de crear un juego de casino que los combine a los dos. Así nacieron el video bingo y el slingo, ambos juegos cada vez más demandados en las plataformas de juego virtuales. ¿Qué son y qué diferencia hay entre ellos?

La emoción de cantar bingo en cualquier parte

La enorme popularidad de las salas de bingo ha llevado a que se piense una versión online de este entretenido juego de azar. Fue así como nació el video bingo, una modalidad que combina este tradicional juego con algunas características de las slots.

En la mayoría de video bingos, el usuario puede optar por jugar con entre 1 y 4 cartones a la vez. Cada uno de ellos contiene una cierta cantidad de números que el juego irá tachando automáticamente a medida que son cantados por un bombo virtual. Hay video bingos que se juegan con 30, 60, 75, 80 o con 90 bolas.

El más tradicional es el de 90 bolas y es el que tomaremos como referencia aquí. En él, los cartones contienen 15 números repartidos en 3 filas organizadas en 9 columnas, de 5 números cada una.

Una vez que se cantan los primeros 30 números, el jugador tiene la opción de comprar números adicionales para intentar completar un patrón ganador si es que todavía no lo ha hecho.

Para volverlos aún más atractivos, los proveedores infunden todo tipo de divertidas temáticas a sus desarrollos, y suelen adicionarles bonos y minijuegos.

El Slingo y sus características especiales

El Slingo, como el video bingo, es una mezcla de slot y bingo. Pero, a diferencia del video bingo, todos los juegos de Slingo son de 75 bolas.

El juego nació a mediados de los años 90 en Estados Unidos para implementarse en los casinos físicos. Con la llegada de las plataformas de juegos virtuales, se tradujo a su versión online, donde adquirió aún mucha más popularidad.

Cada una de las partidas se juega con un cartón que tiene 5 filas de 5 columnas cada una y cada casillero que las conforman están ocupados por un número (del 1 al 75). Debajo del cartón hay una fila de 5 rodillos, uno por cada columna. En cada tirada, estos giran hasta detenerse y mostrar un número, un comodín o un símbolo especial.

El Slingo admite 12 patrones de premio que se traducen en completar filas, completar columnas o completar una diagonal. Al igual que en el bingo tradicional, cuando algo de esto se consigue se canta SLINGO. Y si con el mismo número se completan dos patrones ganadores, se canta DOBLE SLINGO. Es posible, incluso, cantar un TRIPLE SLINGO.

Dependiendo de cada título, cada ronda puede consistir en 10 u 11 tiradas. Luego, se suele habilitar la compra de tiradas adicionales que pueden tener o no un límite máximo.

El objetivo del juego es lograr terminar cada ronda con la mayor cantidad de Slingos o patrones ganadores posibles. Como anticipamos, además de los números, cada rodillo puede mostrar símbolos especiales entre los que se suelen incluir comodines, que permiten elegir tachar un número de la columna debajo de la que se ubiquen y comodines extendidos, que amplían esa selección a cualquier número del cartón. Otros dos símbolos especiales son el bloqueador, que impide que en esa tirada se tachen números de la columna en cuestión y el de tiradas gratis, que otorga una tirada adicional. Puedes leer nuestra guía básica de slingo aquí.

Principales diferencias entre bingo y slingo

Como se ha podido observar, ambos juegos comparten una esencia similar y mecánicas parecidas. Mientras que el objetivo es el mismo: completar patrones ganadores con números que van surgiendo al azar.

Hay, sin embargo, algunas diferencias importantes entre ambos:

– Las experiencias de juego que ofrecen son muy distintas. La del bingo es mucho más pasiva. Los jugadores se limitan a observar cómo van saliendo los números. No tienen ningún margen de acción ni posibilidad de decisión. Por otra parte, el slingo los involucra mucho más, ya que se debe estar muy atento a cada tirada y lograr tomar rápidas decisiones. No es un juego en el que se espere un resultado y nada más.

– En línea con lo anterior, ambos juegos son muy diferentes a lo que a posibles tácticas y estrategias se refiere. En el bingo, todo el margen de decisión que tiene un jugador es elegir la cantidad de cartones. En el slingo, en cambio, estas se amplían mucho más. En este juego los jugadores deben ser muy estratégicos, por ejemplo, a la hora de decidir si usar un comodín en tal o cual número, y en qué momento. O en si optar por comprar bolas adicionales o quedarse en donde están.

– También la dinámica y la velocidad entre ambos juegos difieren. Si bien en ambos casos las rondas son bastante cortas, en el slingo lo son mucho más. Y como hay que tomar decisiones en muy poco tiempo, el juego se vuelve mucho más intenso y requiere de mucha más atención. El bingo es ideal para los que prefieren un juego dinámico, pero un poco más relajado, mientras que el slingo es más elegido por aquellos que prefieren emociones más intensas.

Diversión para todos los gustos

Ambos juegos conservan la esencia del bingo tradicional, y esto es lo que conforma gran parte de su atractivo. Si bien hay algunas diferencias importantes entre ellos, cualquiera de los dos puede satisfacer a quien esté en busca de una diversión simple y rápida.

Quedará en cada uno elegir cuál de estos dos juegos se ajusta más a sus gustos. Lo que sí es seguro es que en ambos casos, tanto si se juega al bingo como al slingo, hay que apostar con responsabilidad. Que el dinamismo de las rondas y la emoción del momento no hagan olvidar la necesidad de respetar ciertos límites. ¡Que todo sea diversión de la buena!